La mente humana es una herramienta maravillosa y poderosa, pero también puede ser una fuente constante de distracción. Cuando no se está prestando atención consciente a lo que sucede momento a momento, la mente tiende a divagar en pensamientos irrelevantes, preocupaciones o rumiaciones que alejan de lo que está ocurriendo a cada instante. Este fenómeno se conoce como «la mente errante» y puede ser especialmente problemático para los profesionales de la salud mental.
De acuerdo a algunas investigaciones, la mente humana pasa un promedio del 47% de su tiempo en distracción o rumiación. En otras palabras, casi la mitad de la vida se vivencían estando perdidos en pensamientos y preocupaciones que no tienen nada que ver con la realidad presente. Este patrón puede afectar negativamente la salud mental, bienestar y capacidad para realizar tareas de manera efectiva. Además, en el caso particular del trabajo en ámbitos terapéuticos, estos patrones pueden tener un impacto negativo en la relación terapéutica que, en gran medida, se basa en la capacidad de resonar, atender y estar presente con la otra persona (Shapiro et al, 2005).
Existe otro patrón de pensamiento que puede impactar negativamente la práctica profesional en ámbitos de salud mental: la rumiación. Esta se caracteriza por la repetición de pensamientos negativos enfocados en problemas, preocupaciones o emociones negativas. Al respecto, diversas investigaciones le han relacionado con el aumento del estrés, ansiedad, depresión y otros problemas de la salud mental. De hecho, un estudio encontró que las personas que pasan más tiempo rumiando tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos depresivos (Killingsworth & Gilbert, 2010, y Nolen-Hoeksema, 1991). Esto, aunado a las exigencias de los profesionales de la salud mental, donde se trabaja con personas y los errores son comunes, podría derivar en constante autocrítica por el trabajo que se está realizando en la práctica profesional, que a largo plazo podría desvitalizar y disminuir la confianza en las propias habilidades (Barnhofer et al, 2009).
Ante este panorama, ¿cómo se pueden gestionar la mente errante y la rumiación? Una estrategia efectiva es cultivar la atención plena, que consiste en prestar atención consciente y sin juicio al momento presente. Como indica Killingsworth, la atención plena puede ayudar a «ser más conscientes de nuestros pensamientos y emociones, lo que nos permite reconocer la distracción y la rumiación cuando ocurren y redirigir nuestra atención al momento presente».
Otra estrategia es la práctica de la meditación, que puede ayudar a entrenar la mente para que esté más enfocada y tranquila. La meditación implica sentarse en silencio y enfocarse en la respiración o en un objeto específico, lo que ayuda a calmar la mente y reducir la distracción y la rumiación.
Además, es importante desarrollar hábitos saludables de cuidado personal, como dormir lo suficiente, hacer ejercicio regularmente y reducir el estrés en general. Como indica Killingsworth: «los hábitos saludables pueden ayudar a reducir la ansiedad y el estrés, lo que puede disminuir la frecuencia y la intensidad de la rumiación y la distracción».
En conclusión, la mente humana pasa una cantidad significativa de tiempo en distracción y rumiación, lo que puede tener efectos negativos en la salud mental, bienestar y práctica profesional. Cultivar la atención plena, la meditación y los hábitos saludables de cuidado personal puede ayudar a reducir la distracción y la rumiación y mejorar la capacidad para cuidar de la relación terapéutica y confiar en las propias habilidades.
Referencias bibliográficas:
Barnhofer, T., Crane, C., Hargus, E., Amarasinghe, M., Winder, R., & Williams, J. M. G. (2009). Mindfulness-based cognitive therapy as a treatment for chronic depression: A preliminary study. Behaviour research and therapy, 47(5), 366-373.
Killingsworth, M. A., & Gilbert, D. T. (2010). A wandering mind is an unhappy mind. Science, 330(6006), 932.
Nolen-Hoeksema, S. (1991). Responses to depression and their effects on the duration of depressive episodes. Journal of Abnormal Psychology, 100(4), 569-582.Shapiro, S. L., Astin, J. A., Bishop, S. R., & Cordova, M. (2005). Mindfulness-based stress reduction for health care professionals: results from a randomized trial. International Journal of Stress Management, 12(2), 164-176.